Desperté llorando y no supe por qué… Recordé tu
nombre y, calle por prudencia. Quise regresar a mi sueño, aunque este no fuera
del todo placentero, y dejarme de tanta cursilería; después de todo yo no soy
así, soy una “anti-romántica” o mejor dicho, “una come mariposas”. Sí, eso soy.
Hace un
par de días caminé por la calle, buscando sombras en lugar de seguir mi camino
hacía el trabajo, me resulto más entretenido sinceramente; y descubrí algo,
siempre le doy la espalda al sol. Resulta ser bastante curioso, para alguien
que siempre mira a los ojos a las personas cuando intenta ser honesta. Pensé un
poco antes de llegar a mi destino, ya que en realidad no quería llegar, que
habría pasado si el “te quiero” hubiese tenido una carga sincera… No, no culpo
al destino ni a ti, pero tampoco yo tuve la culpa. Al menos eso quiero creer.
Para ser
honesta, como intento serlo la mayoría del tiempo, reflexionar acerca del
“nosotros”, no fue mi mayor obsesión hasta ahora, sé que no tengo motivos para
hacerlo, pero tampoco es algo que quisiera no hacer. A veces, y no digo que
todo el tiempo, encorvo un poco la espalda y cierro los ojos, dejo volar un
poco la imaginación y a mi mente vienen imágenes borrosas que logro enfocar a
los minutos… No, en definitiva tus caricias en mi espalda no eran de mi
desagrado, creo que las extraño.
En fin,
esta “come mariposas”, quedo inesperadamente atrapada entre sus recuerdos más
cursis y menos lógicos al parecer. Así pasa cuando sucede, y cuando menos te lo
esperas.
Nota: ya quiero sacar esto que tengo adentro, siento que me cortan la gargata...