Silencio

Silencio
Ecuanime

lunes, 9 de enero de 2012

Y, volver, volver... Volver, nunca mi amor





Volver, no siempre significa que estará ahí... Simplemente, es un sinónimo de: estaré hasta que pase algo. Irónicamente así siempre pasa con
tigo y conmigo; he convertido mis palabras en arena y tus promesas en luces brillantes en el cielo, ¿Quién desaparecerá primero?

En algún momento tengo que volver a mi estado neutral, y llamaré a las cosas como son; ni tú, ni yo hemos nacido para volver a donde ninguno ha ido, a donde ninguno se ha presentado. Quizás yo espera mucho de ese verbo. Y aún sigo aquí, ¡no espera! ¡Qué me he marchado! Esperé demasiado tu regreso, tanto al grado de irte a buscar y malvada sea mi fortuna...

Tanto prolongar, que la paciencia se nos ha ido, a ambos.

No pretendo llamar tu atención, ni raptarte después de que salgas a tu trabajo... Sólo, mirar mientras subes a tu coche; ¡Voyerista! Así me han llamado, pero disfruto de tu silenciosa y volátil compañía.
Deje de creer en muchas cosas, y entre ellas de volar; porque mi cordura, estaba cada vez más cerca de pensamiento y mi garganta cada vez más seca... No hay tiempo de escusas ni de pretextos inventados por el miedo. El miedo solo te hace fracasar; cuetionamientos y acciones, aprendidos empíricamente, pero sobre todo, valorados a tu conveniencia.

He dejado los versos atrás, y me he mantenido en el extraño mundo de la conciencia humana, y aún así, esa palabra: "volver", sigue sin tener sentido. Tal vez, sea la burla de tu subconsciente ante mi inocencia y la forma más directa de ser silenciada; o pudiese ser que sea, mi milagro nunca logrado, siempre anhelado.

Quizás, esta ya es la guerra previamente a sabiendas que ya es perdida, o es la antesala al deleite de un ajedrecista que no sabe jugar muy bien sus jugadas; puesto que, ambos salimos perdiendo. Aunque yo siga creyendo en que, tienes más cordura que corazón, más orgullo que alma y más incoherencia que razón. Ya no es posible el perdón, ni las disculpas sinceras... Puesto que, ya no tengo paciencia ni corazón para tu voz, como tú, no tienes oídos para mis suplicas.

El silencio es el fiel compañero de la desgracia y la ignorancia... Tu arma más concurrida.

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