Silencio

Silencio
Ecuanime

sábado, 19 de julio de 2008

Romance entre el Vampiro y la Luna II

Los amantes se encuentran
Como siempre de noche…
Y se miran sus rostros;
Rostros blancos
E inmutables…
Como eternas mascaras sin expresiones
Ocultando sus emociones;
Ocultando su eterno deseo
De, él uno por el otro.

Sueñan por intercambiar caricias
Por que esa lluvia de besos
Llegue al fin a su piel,
Por tener el calor de sus cuerpos
Y alimentar su pasión…
Quieren por fin sentirse.

Ella,
La Luna…
Bella,
Eterna,
Inalcanzable,
Inmutable,
Llena de ternura,
Índole de cualesquier dolor,
Ladrona de sueños;
Ladrona de los te quiero.

Él,
El Vampiro,
Frío,
Con la muerte en la piel,
Orgulloso,
Con aroma a sangre
Y a cementerio,
Da el toque de la muerte a quien se atreve a mirarle,
Insensible
Y eternamente enamorado
De ella, la Luna.

La música mortecina a comenzado;
El violín,
El piano
Y la voz soprano,
Hacen bailar al Vampiro
Incitando a la Luna
A seguirle los pasos,
A impregnarlo con su mirada…
Haciéndola desear ser una ninfa.

¡Vaya palabras!
¡Vaya miradas!
La pasión,
El deseo…
Todo provoca al encuentro casual,
Consecutivo y más que deseado...
Soñado.

Desesperado, el Vampiro;
Se eleva por los aires
En busca de un beso…
La Luna quien lo observa en silencio
Sonríe,
Y baja a una estrella
La cuál desaparece al rosar sus labios,
Ahora él…
Sonríe y baila,
Sólo para ella.

Los hijos de las tinieblas;
Furiosos,
Comienzan sus cantos
Para detener este “amor”
Este engaño entre la Luna
Y su “amado”, el Vampiro…
Ese igual a ellos,
Pero más que ellos al mismo tiempo.

Sus ojos verdes
Se apoderan de sus manos,
La razón esta llegando
Y la resignación de la distancia
Entre él y su amada
Mata la una parte de su conciencia.
El viento invisible
Va susurrando su nombre…
Mientras se lleva su aroma
A sangre y cementerio;
Los sentidos se excitan
Cuando rasan la piel…
La Luna enloquece
Al ver a su “amado”
Alejarse de ella,
Por esos bellos ojos felinos,
Esos ojos verdes.