Silencio

Silencio
Ecuanime

martes, 17 de junio de 2008

Errante*

Una vez cuando era pequeña
recuerdo haberme sentado
en las piernas de papá...
estaba llorando.

La palabra adiós salió de sus labios,
no sabía su significado
pero aún así,
presentí que era algo malo.
Pues mis pequeñas piernas
junto con mis bracitos
comenzaron a temblar...
y mis ojitos...
mis ojitos lloraron días enteros,
al ver que no llegaba ni a dormir.

Le pregunte varias veces a mamá
¿dónde estaba papá?
ella con lágrimas también,
me decía que trabajaba.
Pasaban los días y más días,
y no regresaba.
Mientras le crecía la panza a mamá,
jugaba a cuando el volvierá;
me portaría bien
y dormiría temprano para no molestarlo.

Pasaron los años;
ahora ya no preguntaba donde estaba papá
a mi madre;
sin embargo, algo era igual.
Mi madre continúaba llorando sin aparente razón.
La tomé de los brazos,
miré su rostro lleno de lágrimas,
no podía hablar de tanto acongojo.
No pregunté y la abrace.

Despúes de muchos minutos me pregunto:
¿Recuerdas a tu papá?
le conteste que no tenía caso esa pregunta.
Ella me miró y prengunto:
¿Acaso, le guardas algún rencor?
A lo que ya molesta le contesté:
¿Cómo se puede odiar a quién no hace nada,
ni para ser odiado, ni para ser querido...
cómo odiar a algo que no se recuerda?

Extendió sus manos y me mostro una carta:
"Estimada señora de López Higareda Jeremías.
Le informamos por este medio informal,
que su amado esposo, fue encontrado
despúes de una busque exaustiva
de más de veinte años;
sin vida a orillas de los muelles.
Esperamos que se recupere pronto de este golpe
y vuelva a impulsar a su familia"

¿Reponernos del golpe?
Eso es todo...

No hay comentarios: